miércoles, 24 de diciembre de 2014

El problema de la calvicie podría llegar a su fin

Investigar cómo recuperar el cabello parece tarea exclusiva del ámbito de la estética, pero no lo es. Ahora, un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha conseguido regenerar pelo en ratones modificando unas células del sistema inmune llamadas macrófagos.

Este estudio, publicado en la revista PLOS Biology, desvela claves para hacer crecer el pelo, pero también aporta “conocimiento del todo nuevo” sobre un problema más amplio: cómo se regeneran los tejidos en el organismo adulto y en especial la piel.

La piel está formada por distintas estructuras, entre ellas los folículos, que forman el pelo y se regeneran a lo largo de nuestra vida gracias a la presencia de células madre. Lo que ha descubierto este equipo es una conexión entre el sistema de defensa del cuerpo y la regeneración de la piel. 

En concreto, lo que han visto es que los macrófagos, unas células del sistema inmune que están en los tejidos y que son responsables de devorar posibles patógenos, son los responsables de activar el crecimiento de las células madre de la piel y que estas células permiten la regeneración del pelo. Por lo tanto, han logrado regenerar el pelo en ratones modificando esos macrófagos. Pero ¿cómo desempeñan los macrófagos este nuevo gran papel de regeneración de tejidos y pelo?

Este trabajo parte de una observación de los autores mientras investigaban otro problema. Los ratones con los que trabajaban entonces recibían un tratamiento con antinflamatorios, que tuvo como inesperado efecto secundario la reactivación del crecimiento del pelo.

Convencidos de que la explicación debía estar en el sistema inmune, el equipo dirigido por Mirna Pérez-Moreno empezó a experimentar con los distintos tipos de células responsables de la defensa del organismo hasta que dio con los macrófagos.

Donatello Castellana, investigador del equipo, constató que en una fase concreta del crecimiento normal del pelo, una parte de los macrófagos muere y es entonces cuando el pelo empieza a crecer de nuevo: la muerte de una parte de los macrófagos parece ser la señal que empuja al folículo piloso a entrar en la siguiente etapa del ciclo.

Aunque esto pudiera parecer contradictorio, no lo es: es como un dominó, recalca Pérez-Moreno, quien detalla que el grupo de macrófagos que muere activa a los que están vivos y juntos crean una cascada que provoca la activación de las células madre de la piel. Los macrófagos que quedan vivos secretan factores que activan las células madres de la piel, entre ellos la proteína Wnt.

La confirmación de que éstos son responsables de la producción de estas proteínas es otra novedad del estudio. Para Pérez-Moreno se trata en general de resultados “prometedores” y un paso fundamental para experimentos en humanos.

En colaboración con científicos de las universidades de Manchester (Reino Unido) y de Münster (Alemania), quienes también firman este artículo, se van a empezar a llevar a cabo análisis con muestras humanas de cuero cabelludo.

Las células madre de la piel regeneran el pelo pero también originan, cuando tienen fallos (cuando su activación es constante y descontrolada), el cáncer de células escamosas, según Pérez-Moreno. Por lo tanto, descubrir que los macrófagos las activan puede ser relevante no solo de cara a eventuales terapias contra la pérdida del cabello, sino para la investigación oncológica.

De hecho, añade esta investigadora del CNIO, quizás haya tumores relacionados con un desajuste en los macrófagos que secretan la proteína Wnt, lo que se analizará en futuras investigaciones. EFE

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