lunes, 5 de junio de 2017

Aprende a leer las etiquetas de los alimentos

Con los años le hemos ido perdiendo la fe a los productos que la industria nos ofrece, porque el fin comercial muchas veces se pone por delante de los derechos del consumidor. Por eso, más allá de lo que nos quieran vender a través de la publicidad, el usuario -por su propio bien- debe aprender a leer las etiquetas. 


No todo es lo que parece 

Una vaca en la etiqueta de la marca Pura Vida indujo al error a miles de personas que creían estar comprando leche evaporada. Un caso más de publicidad engañosa. 

“Las personas aceptamos y llamamos a los productos por lo que nos parece son, por el envase. Por ejemplo, si yo veo a alguien vestido como policía, voy a pensar que lo es y pueda que no, solo lleve el uniforme. Este producto lo veíamos como una leche, pero no era”, comenta la licenciada Evelyn Paan, del Colegio de Nutricionistas del Perú (CNP). 

En realidad Pura Vida es una bebida o fórmula láctea, pues contiene leche de soya, saborizante artificial y grasa vegetal de palma. “Una bebida láctea está hecha a base de leche, puede ser 20, 25 o 30 por ciento, pero además tiene otro ingrediente como ‘leche’ de soya”, explica la nutricionista y dietista Sara Abu Sabbah. 

Ambas especialistas aclaran que leche es el producto que proviene única y exclusivamente de la glándula mamaria de la hembra de un mamífero. 

Sí es leche

La verdadera leche de vaca, sea entera, evaporada o en polvo, no debe consignar ningún otro ingrediente adicional en el etiquetado. 

Puede consignarse en el rotulado, el proceso de pasteurización (UHT), que asegura que la leche no tiene microorganismos que afecten la salud. 

También se puede mencionar si hubo un proceso de homogeneización, es decir, cuando se uniformiza la leche de vaca recolectada, porque suelen ser de diferente color entre unas y otras.


Con los años le hemos ido perdiendo la fe a los productos que la industria nos ofrece, porque el fin comercial muchas veces se pone por delante de los derechos del consumidor. Por eso, más allá de lo que nos quieran vender a través de la publicidad, el usuario -por su propio bien- debe aprender a leer las etiquetas. 

No todo es lo que parece 

Una vaca en la etiqueta de la marca Pura Vida indujo al error a miles de personas que creían estar comprando leche evaporada. Un caso más de publicidad engañosa. 

“Las personas aceptamos y llamamos a los productos por lo que nos parece son, por el envase. Por ejemplo, si yo veo a alguien vestido como policía, voy a pensar que lo es y pueda que no, solo lleve el uniforme. Este producto lo veíamos como una leche, pero no era”, comenta la licenciada Evelyn Paan, del Colegio de Nutricionistas del Perú (CNP). 

En realidad Pura Vida es una bebida o fórmula láctea, pues contiene leche de soya, saborizante artificial y grasa vegetal de palma. “Una bebida láctea está hecha a base de leche, puede ser 20, 25 o 30 por ciento, pero además tiene otro ingrediente como ‘leche’ de soya”, explica la nutricionista y dietista Sara Abu Sabbah. 

Ambas especialistas aclaran que leche es el producto que proviene única y exclusivamente de la glándula mamaria de la hembra de un mamífero. 

Sí es leche

La verdadera leche de vaca, sea entera, evaporada o en polvo, no debe consignar ningún otro ingrediente adicional en el etiquetado. 

Puede consignarse en el rotulado, el proceso de pasteurización (UHT), que asegura que la leche no tiene microorganismos que afecten la salud. 

También se puede mencionar si hubo un proceso de homogeneización, es decir, cuando se uniformiza la leche de vaca recolectada, porque suelen ser de diferente color entre unas y otras.

Todavía se espera la reglamentación de la Ley de Alimentación Saludable, para que la forma de rotular se estandarice. “La información puede estar pero no es de fácil acceso, a veces se encuentra en letras muy pequeñas y en la parte del doblez de las etiquetas de los productos. Como no tenemos el reglamento, el etiquetado no está suficientemente normado y cada fabricante va poniendo la información según su propio criterio, no está uniformizado”, comenta Evelyn Paan, del CNP. 

Además, sería conveniente que existan “alertas” en los envases de los productos, como ocurre en Chile con un sistema de sellos que advierte sobre el contenido de azúcar, de sodio y de grasas trans. “Si se tiene las tres alertas, significa que es alto en todos esos indicadores”. 

En Ecuador se aplica el sistema “semáforo nutricional” que identifica calorías y nutrientes que aporta una ración por cada 100 gramos de un producto. “El consumidor tiene derecho de ver qué es lo que está consumiendo y tenga la libertad de elegir si lo compra o no, Por ejemplo pacientes hipertensos consumen productos que pueden ser muy dulces, pero que son altos en sodio y él no lo sabe”.Fuente: http://vital.rpp.pe/

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